Silvia Hernández le ha tocado criar a solas a sus seis hijos. Para ello, esta mujer de 46 años trabajó como obrera en una fábrica que quedaba a más de dos horas de camino de su casa, para poder así pagar la manutención de toda su familia.
“Salía a las 4 de la madrugada de mi casa a trabajar y volvía a las 10 de la noche. Trabajaba mucho, pero ni así me alcanzaba el dinero para poder pagar la educación de mis hijos”.
Silvia intentó en diversas oportunidades solicitar un crédito en las entidades bancarias cercanas a su residencia, en el barrio Dolores, una zona rural de Santa Rosa de Copán, en el occidente de Honduras. Pero la respuesta siempre fue negativa por falta de avales que respaldaran un crédito oficial.
Pero en el 2008, un técnico de la Cooperativa Mixta de Mujeres Unidas Limitadas (COMIXMUL) visitó la comunidad y explicó las ventajas de trabajar con los microcréditos.
Y fue en ese momento, cuando Silvia decidió cambiar su destino y presentó la propuesta de continuar los conocimientos aprendidos de generación en generación: hacer puros. Con esta actividad artesanal empezó a trabajar con el microcrédito, la cual le permitió pagar los gastos diarios de su familia.
Desde el primer microcrédito aprobado, Silvia ha comenzado de manera paralela la capacitación que ofrece COMIXMUL a sus socias, entre los que destacan cursos sobre manejo del dinero, del negocio, de los clientes y con una fuerte línea de empoderamiento y autoestima de las mujeres.
El desarrollo de sus capacidades ha permitido a Silvia convertirse en una referencia en la comunidad de Dolores, donde además de ser una productora de puros, también ha logrado montar una venta de enseres.
La Fundación Iberoamericana para el Desarrollo (FIDE) cooperó en este proyecto de "Empoderamiento Económico de Mujeres de Copán Mediante el Apoyo a sus Capacidades Micro Empresariales de Honduras", que tiene como objetivo aumentar, desde una perspectiva de género y desarrollo, los niveles de ingreso de 139 mujeres socias de la Cooperativa COMIXMUL de los municipios de Santa Rosa de Copán y Dolores. El trabajo contó con la cofinanciación de la Junta de Comunidades de Castilla La Mancha.