Sostenibilidad significa mantenerse en el tiempo, gestionar los recursos a nuestra disposición de manera que el día de mañana podamos garantizar nuestra existencia en condiciones similares a las que vivimos ahora. Sin embargo, no hay más que echar un vistazo a alguno de los cientos de informes publicados anualmente (recomendamos informe planeta vivo 2008 de WWF) para darse cuenta de que tanto nuestros hábitos de consumo y producción de energía y alimentos no es compatible con lo que la naturaleza nos suministra. Gastar mucho más de lo que la tierra puede generar es una economía condenada al fracaso.
Debido a la importancia que tiene invertir esta situación y dado que nos afecta a todos los seres humanos del planeta, la sostenibilidad del medio ambiente forma parte de los Objetivos de Desarrollo del Milenio para 2015. En el ODM 7 la comunidad internacional y por extensión quienes la componen se comprometió a, antes de la fecha propuesta: Incorporar los principios del desarrollo sostenible en las políticas y los programas nacionales e invertir la pérdida de recursos del medio ambiente. También se propuso reducir a la mitad el porcentaje de personas que carecen de acceso sostenible a agua potable y a mejorar considerablemente, para el año 2020, la vida de por lo menos 100 millones de habitantes de tugurios. Son metas asequibles pero que requieren un alto grado de compromiso y sensibilidad. Compromiso principalmente por parte de los estados e instituciones internacionales para poner en marcha medidas que, siendo compatibles con el medio ambiente, generen desarrollo en los países más necesitados de él, y sensibilidad por parte de todos y cada uno de los seres humanos, para poder cambiar nuestra perspectiva a la hora de consumir.
Para poder concienciarnos de la necesidad de un cambio de mentalidad, sobre todo de quienes más consumen que son los países llamados ricos, disponemos del concepto de huella ecológica humana. Es un instrumento de análisis desarrollado en los años noventa que sitúa frente a frente a la demanda humana sobre la naturaleza y la capacidad de la biosfera para regenerar los recursos. De este modo podemos obtener datos sobre lo que gastamos en relación a lo que la tierra es capaz de producir. No estamos ante una ciencia exacta, puesto que medir la huella ecológica de un hombre es casi imposible por la cantidad de factores que se ponen en juego. Sin embargo, es una herramienta muy útil que nos invita a reflexionar y a tomar conciencia del problema a que nos enfrentamos.
En esta misma línea National Geographic elaboró en 2007 un entretenido documental sobre el impacto que causa el hombre en la tierra desde sus primeros suspiros hasta el último. Desde la fase de lactancia hasta nuestra última visita al médico.