Cualquier tendencia positiva en este campo anterior a 2008 se ha visto invertida por el efecto de la crisis económica y las subsiguientes crisis alimentarias y del mercado laboral. En el informe se calcula que a los 1.400 millones de personas que vivían bajo la extrema pobreza hasta esa fecha hay que sumarle unos 110 millones más que, a consecuencia de la crisis, han rebasado también ese umbral en los úlitmos dos años. En la misma línea se observa como durante el mismo periodo de tiempo el número de personas que padecen hambre ha aumentado de 817 a 1020 millones en lugar de disminuir.
El informe se muestra pesimista en cuanto a la posibilidad de lograr este objetivo. A pesar de avanzar en la matriculación de niños/as a la escuela, el abandono de la misma antes de llegar a último año es aún muy alto y en regiones como África subsahariana supera el 30 %. Además la desigualdad de acceso por género, marginalidad o discapacidad es demasiado grande para pensar en posibilidades de éxito de cara a 2015.
No ha habido demasiados avances en la lucha por conseguir la igualdad. La paridad de géneros en educación primaria y secundaria está fuera de alcance de muchas regiones en vías de desarrollo y cuanto más pobre es lugar las probabilidades de que las niñas no asistan a la escuela es mayor. De cara al mundo laboral, las mujeres siguen en clara desventaja, relegadas a las formas de empleo más vulnerables, recibiendo salarios más bajos y con escasas oportunidades de acceder a altos cargos. En cuanto al poder político se refiere, el avance es perceptible aunque demasiado lento y dependiente de medidas especiales como cuotas o convenios electorales.
Los avances en esta materia son sustanciales pero insuficientes para alcanzar las metas propuestas. En muchos países todavía tienen niveles inaceptablemente altos de mortalidad infantil y han hecho poco o ningún progreso en los últimos años. Las tasas de mortalidad infantil más altas continúan encontrándose en África subsahariana. Neumonía, diarrea, malaria y SIDA fueron durante la pasada década responsables del 43% de todas las muertes a nivel mundial. Todas ellas son enfermedades fácilmente atajables con medidas de prevención y tratamientos de bajo costo.
El SIDA parece haberse estabilizado en la mayoría de las regiones. África subsahariana sigue siendo la más afectada, con un 72% de las nuevas infecciones por VIH registradas en 2008. En cuanto al nivel conocimiento sobre el virus entre la gente joven los índices son todavía inaceptablemente bajos en la mayoría de los países. Menos de un tercio de los hombres jóvenes y un quinto de las mujeres jóvenes de los países en vías de desarrollo dicen poseer tal conocimiento.
Los datos sobre la malaria muestran un avance significativo en la ampliación de esfuerzos de prevención y tratamiento. Durante la década pasado hubo un gran aumento en el uso de mosquiteras tratadas con insecticida aunque la pobreza sigue siendo un factor condicionante para su utilización.
En la lucha por lograr la sostenibilidad han tenido un éxito moderado los programas de plantación de árboles, que han conseguido durante la última década reducir la tasa de deforestación de 8,3 millones de hectáreas por año a 5,2. La causa principal sigue siendo la transformación de bosques tropicales en tierras para cultivos y las regiones más afectadas han sido Sudamérica y África.
No obstante el informe refleja dos grandes fracasos relativos uno a las emisiones de dióxido de carbono, y otro a la protección de la biodiversidad. Los datos recogidos reflejan un progresivo aumento en los últimos años de las emisiones de CO2. Los más contaminantes siguen siendo los países desarrollados con tasas muy superiores a las emitidas por las regiones en vías de desarrollo. En cuanto a la conservación de biodiversidad, este año se cumplía el plazo para lograr una reducción significativa de la tasa de pérdida y los resultados no dan pie al optimismo. El deterioro sigue siendo notable.
El aumento de la Ayuda Pública al Desarrollo se ha visto frenado a consecuencia de la crisis económica y el consiguiente descenso del crecimiento en los países desarrollados. El ajuste de los presupuestos públicos junto con el menor ingreso nacional bruto han provocado que objetivos como el planteado en 2005 por la Unión Europea de alcanzar colectivamente para este año el 0,56% sobre el 0,7% previsto como meta, haya quedado sin cumplirse. Las consecuencias de esta disminución del volumen de Ayuda Pública al Desarrollo las sufrirán con mayor violencia en el continente africano, que verá reducida a la mitad la inversión prevista inicialmente para toda la zona.
En cuanto a la deuda externa, el informe valora positivamente que la carga de la deuda haya disminuído en casi todas las regiones en vías de desarrollo, incluso una vez estallada la crisis.