Inserción sociolaboral de mujeres refugiadas mediante el apoyo a la producción textil y a la comercialización
Este proyecto contribuyó a mejorar las condiciones de vida de la población más vulnerable de la Franja de Gaza, mediante un programa de apoyo a mujeres refugiadas que contribuyó al desarrollo social, productivo y comunitario
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Ser mujer – refugiada en un País en Vías de
Desarrollo y de bagaje cultural arabo-islámico, como es Palestina, y más
concretamente en la Franja de Gaza, situaba a lass beneficiarias entre los
colectivos más desfavorecidos entre los más pobres: la escasez de oportunidades
laborales, así como la falta de posibilidades de capacitación no formal en
todas las zonas pobres de Palestina, sumado a factores culturales, dificultan
enormemente la integración de las mujeres al mundo productivo y por tanto
también a la consideración social que de ellas se tiene.
Esta situación de escasa participación en la
vida comunitaria y de baja valoración social se agrava en el caso de las
mujeres madres de niños con Síndrome de Down, fenómeno muy frecuente entre los
niños de la Franja de Gaza. Esta situación les lleva a recluir a los niños, a
verlos como una maldición y en cualquier caso a no tener acceso a atención ni
educación especial para ellos, lo que no permite romper el círculo vicioso de
la pobreza, la marginación y exclusión social de estos niños y sus madres.
Desde la perspectiva de
desarrollo Integral y Sostenible, el proyecto facilitó la
inserción sociolaboral y productiva de 50 mujeres refugiadas y madres de niños
con Síndrome de Down de zonas marginales y pobres de la Franja de Gaza,
mediante el fomento de su participación en procesos productivos.
Así, a través de la
capacitación, el apoyo a la producción textil y a la comercialización se consiguió
montar un microproyecto generador de ingresos suficientes para incrementar sus
ingresos familiares, aumentar la autoestima, el espíritu de superación y el
desarrollo personal de las mismas, porque encontraron un trabajo mediante
el cual cubrir los gastos de la Educación de sus hijos, incrementar los
ingresos familiares y aumentar su capacidad de autogestión.
También se crearon más plazas para otros niños Down, y se ha contribuido a cambiar la
valoración social acerca de las mujeres y del fenómeno del Síndrome de Down.
Además, el proyecto productivo en el que se integraron les permitiór
conservar y transmitir la cultura y artesanía autóctonas y difundirla en otros
países, como España.
Tras la ejecución de esta acción, se incorporaron 50 mujeres
al mercado laboral y productivo y 50 unidades familiares vieron incrementados sus ingresos (400 personas) y 40 niños pudieron
ser atendidos en el Centro, gracias al aumento de la capacidad técnica y
financiera de éste, produciéndose así un importante efecto multiplicador del
proyecto.