Proyecto para la Inserción Socioeconómica y Reconversión Productiva de pequeños agricultores y ganaderos del Valle de San Andrés a través del fomento de la Agroindustria Artesanal
El proyecto consiguió fomentar la agroindustria artesanal para la inserción socioeconómica y reconversión productiva de pequeños agricultores y ganaderos.
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El proyecto buscaba iniciar un proceso de
reorganización y diversificación de las actividades agrícolas y pecuarias de la
zona, con el fin de establecer las bases de una agricultura y ganadería
sostenibles, productivas y competitivas. Para ello se puso en marcha un
programa de capacitación y se construyó y equipó un aula de usos múltiples
destinada a dar continuidad al programa de capacitación iniciado.
El Valle de San Andrés
representa el corazón geográfico y socioeconómico del Salvador, aunque los
habitantes que se dedican al sector agropecuario (granos básicos, hortalizas y
producción avícola, apícola y pecuaria), no obtienen los ingresos suficientes
para el mantenimiento de sus familias. Por tales motivos, se pretendía ofrecer a
los pequeños productores diferentes opciones para la diversificación de la
actividad agrícola, mediante la introducción de procesos agroindustriales
artesanales.
Varias son las causas que inciden
negativamente en esta situación: la baja
productividad y la falta de diversificación de la producción agrícola y
pecuaria
del valle (el 98% del área se explota en forma de monocultivos, lo que limita
el agregar valor o extender la cadena productiva); la falta de
capacitación de los productores, la inadecuación de sus técnicas agrícolas y la
inaccesibilidad a Servicios de Asesoría Técnica; el
deficitario proceso de comercialización y la presencia de intermediarios, hacen que
los microproductores de la zona carezcan de incentivos y oportunidades para el
fomento de una agricultura suficientemente diversificada y una actividad
pecuaria moderna.
Con el proyecto
se logró un incremento y diversificación de la producción
agropecuaria del Valle, una mayor adecuación de sus tecnologías y un aumento en
los niveles de ingreso de los pequeños productores. De forma que se garantizó
la inserción socioeconómica y la reconversión productiva de los
microproductores del Valle gracias a un programa de
capacitación con la participación de 140 productores agropecuarios, con asistencia técnica para implementar los
conocimientos. Además, se va a construyó un
aula de usos múltiples que garantizaba el mantenimiento del programa de
capacitación a largo plazo.
El programa de capacitación
se estructuraró a través de dos ejes. Por un lado se realizaron cuatro cursos
teórico-prácticos sobre “Procesamiento de frutas y verduras”, “Fabricación de
productos deshidratados”, “Procesamiento de productos cárnicos” y
“Procesamiento de productos lácteos”, para que los
beneficiarios adquirieran los conocimientos necesarios para iniciar procesos de transformación de sus productos a
través de la utilización de tecnologías apropiadas, incorporando finalmente
valor añadido a su cadena productiva.
Por otro lado, se realizaró un programa de
asesoramiento continuado a lo largo de todo el periodo de ejecución del
proyecto, no sólo referido al procesamiento de la producción, si no que también
se asesoró a los beneficiarios sobre cuestiones legales para la constitución
de microempresas y sobre comercialización.
Para todos los aspectos relacionados
con la venta de la producción se ha partió de la investigación de mercados
realizada en el marco de un proyecto anterior de características similares al
presente. Uno de los resultados del proyecto ha sido la creación de cuatro
microempresas agropecuarias y la incorporación de las mismas a los canales de
comercialización de la economía formal.
Por último, se llevó a cabo la construcción
de un aula de procesamiento agroindustrial, como parte del centro de
capacitación de San Andrés. El aula formó parte de una ampliación
del centro que además incluía, tres salones, cabina parea traducción
simultánea, servicios, dormitorios, cocina y bodega. Con el aula se facilitaron las
infraestructuras necesarias para garantizar la sostenibilidad del programa
educativo a largo plazo, de forma que en lo sucesivo éste funcione
autónomamente y pueda repercutir en un número cada vez mayor de pequeños
productores.