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El año 1955 es una fecha importante en la historia contemporánea de Honduras. Se trata del año en el que las mujeres alcanzaron su derecho al voto, y se convirtió en el punto de partida para su participación en los escenarios políticos del país. Ha trascurrido más de medio siglo y aún queda un largo camino por recorrer.

Así lo demuestran las cifras. Según el Tribunal Supremo Electoral, Honduras sólo cuenta con un 19% de mujeres en los cargos públicos. Es decir, por cada 10 puestos de mando, 1 ó 2 son presididos por una mujer. Mientras que en los países vecinos como El Salvador, Nicaragua y México tienen porcentajes que oscilan entre el 35 y 55%.

En la actualidad, el 6% de alcaldías, el 19% de las diputaciones y el 22.4% de regidurías, son ocupadas por mujeres.

Ley Electoral estipula hasta el 2011, una cuota mínima del 30% para las mujeres en los cargos de elección popular. Y aunque se han logrado algunos avances al incorporar más mujeres en las planillas, aun no se cumple con ese compromiso.

Para el periodo 2010 - 2014, las mujeres electas como alcaldesas son apenas el 6% en todo el país, es decir 17 de los 298 municipios; como regidoras fueron electas 448 mujeres, que equivale al 22.4% del total de regidurías. Mientras que en el Congreso Nacional solamente el 19% de curules son ocupadas por mujeres, lo que significa 25 diputadas frente a 103 diputados.

La asesora nacional e internacional Leandra Bonilla explica que la participación de la mujer se ha visto en claro retroceso durante los últimos años. “Podemos decir que la política en Honduras se ha dividido en dos etapas: antes y después del golpe. Antes del golpe habíamos tenido grandes avances en la participación política de las mujeres, y que el pueblo hondureño eligiera a mujeres en posiciones de diputadas, alcaldesas, regidoras y algunos puestos en el Ejecutivo en un 45% de los casos. Pero en los momentos actuales, la participación de la mujer se ha visto deprimida, ha retrocedido y esto se debe a que se ha violentado los derechos de las mujeres”.

El Informe Anual (2011) del Programa de Naciones Unidas (PNUD) coincide con que los niveles de participación política de la mujer hondureña ha sufrido un importante descenso.

En este informe, la ONU reconoce que en los últimos 20 años ha habido progreso en el país en la participación de las mujeres, al pasar de un 9% (11 diputadas) de la proporción de escaños ocupados en el Congreso Nacional de Honduras en 1990-1994 a un 20% (25 diputadas) en el actual congreso para 2010-2014, después de que en la legislatura 2006-2010 se alcanzó un 25% (32 diputadas) de participación. Pero el descenso se ha hecho notar en la jornada 2011-2014, en la que pasó a ser una participación del 19%.

Ante este panorama, los estados miembros de la ONU, reconociendo el potencial de la igualdad de Género, establecieron una nueva Agencia ONU Mujeres. “La Fortaleza de las mujeres, la sabiduría son el recurso más desaprovechado de la Humanidad, el desafío consiste en mostrar cómo este recurso puede ser utilizado de una manera efectiva que nos beneficie a todos y todas”, expresó Michelle Bachelet en su discurso inaugural en el 2011.

Paridad con alternancia

El Partido Nacional de Honduras a finales del 2011 lanzó su propuesta que lleva por nombre Paridad con Alternancia; donde se pueda modificar la cuota mínima de participación de la mujer de un 30% que existe actualmente a un 50%, para que la ley pueda garantizar ese espacio de participación con equidad de género para la mujer.

El pasado 26 de enero, en la instalación de la tercera legislatura del Congreso Nacional en Tegucigalpa, el presidente del Congreso, Juan Orlando Hernández se comprometió a aprobar esta modificación de la Ley Electoral en el primer trimestre de este año 2012.

Para Leandra Bonilla, el asunto no es cuánto porcentaje puedan proponer sino cuántas son las acciones puedan hacer para que las mujeres puedan acceder a estos espacios políticos, “y salir del cascarón donde están y así se den cuenta de lo que son capaces como de hacer un discurso y unas propuestas políticas, de administrar un país, de administrar una alcaldía, de ser una buena regidora. Cuando a nosotras se nos permita participar, demostraremos que hay un compromiso verdadero”.

Por su parte, el alcalde del municipio La Unión, Serafín Antonio Tabora en declaraciones al equipo de cooperantes de la Fundación FIDE en Copán expresó que en base a la experiencia de su gestión, es necesario hacer un reconocimiento a la capacidad que tienen las mujeres para llevar con éxito los cargos de dirección pública. “Nosotros cada vez que vamos a desarrollar un proyecto, realizamos diferentes reuniones en las comunidades tendemos a dar prioridades al aporte que tengan que dar las mujeres”.

La cultura

En cuanto a las razones por las que la participación de las mujeres en la política hondureña no es más efectiva, Leandra Bonilla añade que hay muchos factores, pero que principalmente se trata de la presencia de esa cultura patriarcal en la que las mujeres nacen y crecen en su entorno.

“Cuando nosotros analizamos la participación de la mujer en materia política nos damos cuenta de que no tienen ninguna posibilidad desde la familia. Cuando nosotros hemos hecho un estudio sobre lo que la gente piensa, sale que las mujeres son unas libertinas y que le gusta andar en la calle y que no quieren estar en la casa, porque las mujeres han nacido para estar en su casa, con sus hijos, cuidadno al bebé, al marido, pero cuando ya las mujeres empiezan a despuntar , incluso desde los partidos políticos ni siquiera le dan la oportunidad de estar en un puesto elegible sino que las mandan a un puesto de relleno y siempre la quieren para que pongan la mesa, repartan la comida que aquí en Honduras la llamamos “Burritas”.

La Fundación FIDE

La Fundación Iberoamericana para el Desarrollo trabaja en Honduras en proyectos dirigidos al acceso al agua potable y al empoderamiento económico de las mujeres. En esta línea de acción están presentes de manera transversal las capacitaciones en las comunidades rurales y urbanas, con el objetivo de aumentar el liderazgo de las mujeres y puedan aumentar su participación como lideresas en su comunidad.